La industria vegana en Estados Unidos - Datos estadísticos
Bebidas vegetales, los productos estrella
A pesar de la gran campaña lanzada por los medios de comunicación y ciertos lobbies para reducir drásticamente el consumo de carne animal, las alternativas veganas a este alimento no acaparan ni el mayor volumen de ventas ni el mayor crecimiento de sus ingresos en el país. Por el contrario, son las bebidas vegetales y, especialmente las de almendras, las grandes triunfadoras. Nada menos que cerca de 938 millones de kilogramos consumidos en 2023 y un volumen de facturación que supera con creces los 3.000 millones de dólares. Sin duda alguna, a su éxito ha contribuido la gran aceptación de las leches vegetales entre un nada despreciable 11% de población intolerante o sensible a la lactosa en una nación donde este manjar blanco goza de un gran arraigo cultural. Ligado a estas, se erige otro de los grandes propulsores de los productos veganos: los creamers, también denominados blanqueadores. Destinados a reemplazar a la leche en bebidas calientes, este artículo facturó 645 millones de dólares e incrementó su cifra de negocio un 24% solo en 2022.¿Por qué se encuentra la carne en el ojo del huracán?
Primeramente, porque la propuesta vegana supone un ataque directo contra una industria que mueve ingentes cantidades de dinero a nivel mundial y que reportó a Estados Unidos más de 121.000 millones de dólares en 2022. En este sentido, no puede ignorarse que el Tío Sam es el mayor productor de carne del mundo. Si se tiene en cuenta que el consumo y el tamaño de mercado de los sucedáneos vegetales estimados para 2023 en el país de las oportunidades ascienden a 106 millones de kilos y a más de 1.8000 millones de dólares respectivamente, no es de extrañar que los empresarios del sector cárnico sientan cierto temor.En segundo lugar, por los no siempre fácilmente demostrables argumentos esgrimidos para fomentar el consumo de sustitutivos veganos, que desembocan en un cierto escepticismo. Por un lado, la catalogación de salubridad de las alternativas procedentes de plantas queda a menudo en entredicho, al estar altamente procesadas y contener en muchas ocasiones ingredientes de origen químico. Por otro, el hincapié realizado en las altas emisiones contaminantes de las actividades ganaderas que, si bien son innegables en la cabaña vacuna, el patrón no es totalmente extrapolable a otras opciones como el pollo o el cerdo, que registran cuotas de emisiones inferiores a cultivos como el café o el aceite de palma.