Situada a orillas del Mediterráneo, esta ciudad podría parecer a priori un destino principalmente de sol y playa. Sin embargo, su imponente patrimonio arquitectónico, personificado en la figura de Antoni Gaudí, y su oferta cultural y de ocio hacen de la ciudad más poblada de Cataluña un imán para todo tipo de turistas. No en vano, la Sagrada Familia y el Parque Güell son las dos atracciones turísticas más visitadas de Barcelona. La Pedrera y la Casa Batlló, también obras del afamado arquitecto catalán, ocupan la séptima y la novena posición respectivamente. Además, museos como el del FC Barcelona o el dedicado a Picasso y otras opciones para toda la familia como el acuario se encuentran en la lista de las 10 más populares.
Para hacer frente a la alta afluencia de visitantes, la ciudad cuenta con una diversa oferta reglada de alojamientos turísticos. Los establecimientos hoteleros y, desde hace algunos años, las denominadas "viviendas de uso turístico" son los que ofrecen el mayor número de plazas. Solo en 2019, casi 9,5 millones de turistas se alojaron en hoteles de Barcelona, elevando el grado de ocupación por encima del 72%. En el caso de las viviendas, el grado de ocupación superó ligeramente el 55%. Sin embargo, la proliferación de plataformas online en las que cualquier persona puede ofrecer incluso una habitación como alojamiento turístico, en ocasiones incluso sin los permisos correspondientes, complica mucho más el seguimiento. Esto genera malestar entre algunos profesionales del sector, la Administración e incluso los vecinos. De hecho, según una encuesta encargada por el Ayuntamiento de Barcelona, el turismo es el mayor problema para el 5% de los barceloneses.
Aunque a diferentes sectores de la sociedad les siga pareciendo una medida insuficiente, desde el último trimestre de 2012 la Generalitat de Catalunya se encarga de recaudar el impuesto sobre las estancias en establecimientos turísticos (IEET). Este busca compensar la presión a la que se ve sometida la población local reinvirtiendo lo recaudado en proyectos que persiguen la sostenibilidad de las ciudades como destinos turísticos. Entre abril y septiembre de 2019, la recaudación de la tasa turística en el municipio de Barcelona ascendió a casi 20 millones de euros, de los cuales la normativa otorga a la ciudad el 50%. Si todos ponen de su parte, Barcelona debería conseguir ser un espacio de convivencia entre habitantes y visitantes, los cuales no dejan de ser una fuente de riqueza vital para el continuo desarrollo de la ciudad.