Motivaciones de los viajeros en solitario
Las motivaciones de los viajeros en solitario son diversas, aunque gran parte gira en torno a la flexibilidad para moldear el viaje, la sanación de ciertos traumas vitales o la interacción con los lugareños. Para la realización de todas estas actividades hay, por supuesto, algunos factores que priman sobre el resto, tales como la seguridad, la comodidad del transporte o la climatología, los cuales ayudan a arrojar algo de luz respecto a los destinos más interesantes para ellos.
Sin embargo, viajar en solitario no tiene que significar necesariamente permanecer solo y esto es algo de lo que muchos mayoristas y operadores turísticos ya se han percatado. Por ello, la oferta de paquetes orientados a la interacción con otros viajeros en su misma situación es cada vez más amplia. Los cruceros de varios días aderezados con excursiones guiadas son solo un triunfante ejemplo, pues una gran parte de las personas que viajan solas ya habían realizado al menos una excursión guiada, y muchos además de forma reiterada, según un estudio realizado por Solo Traveler en 2021.
Inversión en uno mismo
Por extraño que pueda parecer en un principio, los viajeros en solitario son rentables. No solo porque en muchos casos deben abonar tasas extras por individualidad, sino porque además desean invertir más en sí mismos. Así pues, se estima que su gasto medio semanal se sitúa entre los 1.000 y 2.000 dólares estadounidenses —sin contar el billete de avión— durante sus viajes. Ahora bien, no todos los bolsillos son igual de complacientes, siendo británicos y suizos los que más desembolsan.
Mujeres en busca de nuevas vivencias
Aun cuando sigue resultando difícil establecer un perfil definido para este tipo de viajero, sí puede constatarse una mayor receptividad por parte de algunos grupos demográficos: los millennials, la generación X y las mujeres. Tanto es así, que más del 65% de las reservas en agencias especializadas en viajes para singles son realizadas por mujeres. El empoderamiento femenino, la independencia financiera, el deseo de desconexión de la rutina y la posibilidad de enfrentarse a nuevos retos las impulsa a embarcarse en aventuras en solitario alejadas del tradicional turismo de compras, que pierde protagonismo frente a otras propuestas vinculadas a la inmersión cultural y la naturaleza.