Es indiscutible el valor que ha adquirido el cine desde su nacimiento en 1895 y tras su inclusión como el séptimo arte. Desde el cine mudo acompañado con música y con voz en off hasta las películas más innovadoras del mítico Hollywood, el mundo cinematográfico ha ido creciendo hasta toparse con uno de sus mayores enemigos, Internet. La lucha constante contra la piratería deja exhausto al gigante audiovisual, como se manifiesta en los malabarismos de la industria del cine. Renovarse o morir son dos realidades a las que las empresas cinematográficas se enfrentan hoy día. Ya son muchas las que han desaparecido del mundo del celuloide, por lo que la idea de un nuevo concepto de fusión entre cine e Internet se lleva concibiendo desde hace ya algún tiempo, como es el caso de las plataformas online y la televisión a la carta.
Ante una realidad como tal, el cine español tampoco puede dar la espalda. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España reconoció que el futuro del cine es incierto. Con los recortes —o incluso la inexistencia— de ayudas estatales o privadas, la subida del IVA, los plazos eternos para recuperarse de las inversiones efectuadas y la falta de presupuesto para realizar producciones cinematográficas, cineastas y productores españoles luchan por que el cine remonte y llegue a buen puerto a pesar del fuerte oleaje.
Ahora bien, parece que las consecuencias de la recesión española en la pantalla y en las arcas de la industria empiezan finalmente a quedar atrás, ya que, según previsiones, a cierre de 2019 se habrán recuperado ya los niveles de 2011. Esto es consecuencia directa del incremento paulatino del incremento paulatino del número de espectadores, gracias a iniciativas como la “Fiesta del cine”; cita fija en el calendario desde su instauración en junio de 2019. Pero en este resurgimiento también ha desempeñado un papel importante la apertura de alrededor de 100 nuevas salas de cine en todo el territorio nacional desde 2016.
Esta vez, las reglas del juego han cambiado y serán muchos los que se pregunten si realmente Internet y la crisis son los malos de esta película. Descubra a través de Statista la respuesta a esta pregunta y extraiga sus propias conclusiones.