Impacto del coronavirus en el turismo en España – Datos estadísticos
Según la patronal del turismo, la facturación del conjunto de actividades relacionadas con la industria cayó prácticamente un 70% con respecto a 2019. Además, la afiliación a la Seguridad Social en diciembre registró una caída interanual del 13,7%, valor que habría sido más alto sin la ampliación de los expedientes de regulación temporal de empleo o ERTE. Ante esta situación, más de la mitad de los empresarios turísticos no esperaba recuperar sus niveles de facturación hasta después de 2022. Sin duda, un duro revés para una industria que aporta el 12% del PIB nacional.
Desplome del tráfico aéreo y la llegada de turistas
Las restricciones a la movilidad que se aprobaron en distintos momentos del año para frenar el avance de la pandemia provocaron una caída inaudita del tráfico aéreo de pasajeros en España. Tras seis años seguidos de subidas, en 2020 se registró un total de 76 millones de pasajeros, frente a los 275 millones de 2019. Tras un segundo trimestre sin apenas actividad, el repunte a partir del mes de julio no fue suficiente para amortiguar el golpe. De hecho, los vuelos programados con origen en España siguieron cayendo hasta final de año.Entre los grandes aeropuertos españoles más afectados, destacan las caídas de prácticamente el 80% en el de Palma de Mallorca o los descensos de más del 75% en los de Barcelona-El Prat y Elche-Alicante. Teniendo en cuenta que la mayoría de turistas internacionales llegan a España por aire, estos y otros muchos destinos turísticos perdieron una fuente de ingresos vital para sus economías.
El año 2019 fue de récord en lo que a turismo se refiere. España recibió a 83,5 millones de turistas, que realizaron un gasto superior a los 90.000 millones de euros en sus viajes. Cataluña, Andalucía, la Comunidad Valenciana y los archipiélagos volvieron a ser los destinos más populares entre, sobre todo, británicos, franceses y alemanes. En 2020, sin embargo, la pandemia se encargó pronto de acabar con cualquier esperanza de mejorar o acercarse a esos registros. A partir de marzo, el panorama se fue poniendo cada vez más negro.
Finalmente, la cifra anual de turistas no llegó ni siquiera a los 19 millones, mientras que los excursionistas (visitantes que no pernoctan) pasaron de 42,6 millones a 17,5 millones. Entre los mercados emisores más importantes destacó la caída de los turistas procedentes del Reino Unido: un 82,4% menos que en 2019. El gasto en el conjunto de los viajes con destino en España se redujo en un 78,5%. Y, en cuanto a las comunidades autónomas más afectadas, las Islas Baleares se llevaron la peor parte. Con caídas en torno al 87,5%, tanto en llegadas como en gasto, la economía del archipiélago se vio seriamente dañada.
Año negro para la hostelería y las agencias de viajes
Ante semejante descenso del turismo receptor, la responsabilidad de mantener a flote la hostelería recayó casi por completo en una población local que, en mayor o menor medida, también sufría la crisis del coronavirus. La facturación del sector hostelero ascendió a casi 130.000 millones de euros en 2019, por lo que no se trata de un asunto baladí. Desgraciadamente, el impacto de los visitantes extranjeros es tal, que las cifras de negocios de la restauración y del alojamiento turístico a nivel nacional se acabaron reduciendo en un 43,4% y un 67%, respectivamente. Por regiones, Baleares volvió a ser la más perjudicada, con unas pérdidas superiores al 70% respecto a 2019. Además, cientos de miles de trabajadores perdieron su puesto y otros tantos tuvieron que acogerse a un ERTE.En el caso particular de los hoteles, algunos permanecieron abiertos durante el confinamiento. Fueron declarados esenciales para la prestación del servicio de alojamiento a trabajadores que realizaban labores fundamentales en la lucha contra el virus. Una vez iniciada la "nueva normalidad", ante la previsión de pérdidas, fueron muchos los que prefirieron no reabrir al público general. En Canarias, de hecho, algunos establecimientos solo volvieron a abrir su puertas para alojar a los inmigrantes llegados a sus costas de forma irregular. Finalmente, las pernoctaciones hoteleras en España cayeron más de un 70% en términos interanuales.
Y mientras la mayoría de negocios padecía la falta de visitantes, las agencias de viajes luchaban por sobrevivir ante la falta de demanda doméstica. Si bien es cierto que por primera vez en años las pernoctaciones en hoteles de residentes en España superaron las de los visitantes internacionales, 2020 no fue el año más propicio para viajar independientemente del destino. Los cierres de fronteras, las restricciones a la movilidad dentro del territorio español o simplemente el miedo al virus son solo algunas de las posibles causas del mal año para las agencias de viajes. Entre enero y noviembre, su cifra de negocios sufrió una reducción interanual del 74,5% y se perdieron unos 9.000 empleos.
No hay duda de que la pandemia ha puesto y sigue poniendo en jaque a un sector vital para la economía de España. Medidas como la ampliación de la validez de los ERTE son acogidas con gratitud por las empresas y los trabajadores del sector. Sin embargo, cada vez son más las voces que exigen al Gobierno planes de ayudas directas al turismo para hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la crisis en el país.