Si hay algo de lo que España dispone en cantidades industriales es de sol y costa, lo que sumado a su
da como resultado una de las industrias turísticas más potentes del mundo. El buen tiempo y la
─combinación perfecta para el recreo de los visitantes─ atraen cada año a millones de
, especialmente del Mediterráneo y Canarias. La afluencia es constante durante todo el año, pero es en los meses de julio y agosto cuando la
Los españoles parecen preferir las opciones peninsulares
En cuanto al origen de los turistas en las seis principales zonas costeras del territorio español, el turismo doméstico parece prevalecer especialmente en la
Costa de Alicante, también conocida como Costa Blanca, aunque también le planta cara al turismo receptor en la
Costa del Sol (Málaga) y la
Costa Brava (Gerona), sobre todo a partir de la pandemia. Y es que la unión de sol y playa también es uno de los mayores alicientes para ir de vacaciones entre la población residente en España. En la costa alicantina, además, se producen en un año normal más de 15 millones de
pernoctaciones y la
ocupación hotelera anual no no ha bajado del 60% desde 2012, con 2020 y 2021 siendo las únicas excepciones.
Pero en Canarias y Baleares...
En el caso de los archipiélagos españoles, la historia cambia. Tanto en la zona sur de
Tenerife como de
Gran Canaria, el número de turistas internacionales registrados tiende a ser predominante, llegando a cuatriplicar al de turistas nacionales durante algunos meses. En 2023, por ejemplo, esta situación se dio tanto en el primer trimestre como en los dos últimos meses del año. Ahora bien, el que parece haberse afianzado como el destino predilecto para el turismo internacional es la zona de
Palma-Calvià (Mallorca). Allí, los visitantes procedentes del extranjero llegaron a ser 12 veces superior al turismo doméstico en 2023. El hecho de que los españoles prefieran ir de
vacaciones en su propio vehículo probablemente sea una de las principales razones por las que estos se decanten por otras opciones turísticas. En todo caso, tanto unos como otros son culpables de que la ocupación hotelera no bajara del 70% entre 2011 y 2019 en
la mayor de las Baleares, así como en
Tenerife y
Gran Canaria. Del mismo modo, ambos grupos fueron pieza clave de la recuperación que el sector turístico inició en 2021 tras un 2020 negro y que parece haberse confirmado en 2022 y en 2023.
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