A pesar del impacto negativo de la pandemia en la industria del automóvil y de la escasez mundial de microchips, los vehículos eléctricos dieron un gran salto en muchos países en 2022. Según un análisis de PwC and Strategy&, los vehículos eléctricos de batería (BEV) representaron el 14,3% de las nuevas matriculaciones de automóviles en 14 grandes mercados el año pasado, frente a sólo el 4,1% de 2020 y el 8,2% de 2021.
Mientras que varios mercados europeos, así como China, ampliaron las cuotas de mercado de dos dígitos en 2022, Estados Unidos se quedó atrás con una cuota de vehículos eléctricos puros de sólo el 5,3%. Al igual que en años anteriores, Noruega fue un valor atípico positivo con una cuota de coches puramente eléctricos de casi el 80%, mientras que Suecia, los Países Bajos y Suiza también ocuparon un lugar destacado en la lista. China, que es con diferencia el mayor mercado de automóviles eléctricos en términos de unidades vendidas, aumentó su cuota de mercado del 12,7% en 2021 al 19,9% en 2022. En España, esta cuota de vehículos eléctricos fue de sólo el 4,4% de las nuevas matriculaciones el año pasado, cuatro veces menor que la alemana.
Aunque en Noruega medidas como exenciones fiscales y de peaje y otros incentivos económicos y ayudas financieras han resultado muy eficaces para promover la movilidad eléctrica, este modelo no puede trasladarse fácilmente a otros países. En primer lugar, por su coste, ya que Noruega subvenciona la compra de coches eléctricos a un nivel que pocos países podrían permitirse. Y en segundo lugar, porque es una economía con uno de los niveles de renta más altos del mundo (irónicamente gracias a sus reservas de petróleo), lo que representa una clara ventaja de asequibilidad para la población.