Hace meses que los semiconductores han vuelto a ser el centro de atención internacional después de que su escasez, agravada por la pandemia, pusiera de manifiesto el papel crucial que los chips desempeñan en muchas industrias que utilizan tecnología punta, como la automovilística.
Los datos del Boston Consulting Group y de la Semiconductor Industry Association muestran hasta qué punto la producción de estos componentes electrónicos clave se ha alejado de sus bastiones tradicionales en las últimas décadas. En 1990, Europa, Estados Unidos y Japón eran los líderes indiscutibles en la producción mundial de semiconductores. Los países europeos suministraban el 44% de los chips del mundo, Estados Unidos el 37% y Japón el 19%. Sin embargo, con la entrada de Corea del Sur, Taiwán y posteriormente China en el mercado a partir de la década de 2000, las tres regiones que solían liderar en producción se han reducido a una cuota de mercado combinada de sólo el 36% en 2020.
Como destaca nuestro gráfico, Europa parece ser la gran perdedora en la batalla de los semiconductores, ya que su cuota de producción mundial se reduciría a sólo el 8% en 2030, según las proyecciones. No obstante, la Unión Europea tratará de contrarrestar esta tendencia, habiendo anunciado un plan para desarrollar la producción de chips de última generación, con la ambición de volver a la carrera en los próximos diez años.