Las principales cabeceras nacionales son claro reflejo de esa perdida de lectores. Ni siquiera El País, periódico generalista de mayor difusión media, ha quedado exento de esta realidad. En tan solo un año, vieron como sus ventas en papel se reducían en más de 5.500 ejemplares. Algo que no soprende si se considera el cambio de hábitos del consumo informativo, intensificado a raíz de la pandemia, debido al auge de las nuevas tecnologías y de Internet, incluso entre los sectores de la población que hasta ahora seguían informándose únicamente mediante las ediciones impresas.
El perfil del consumidor de prensa en España
Durante mucho tiempo, los diarios y sus suplementos han sido reservados de forma exclusiva a las clases acomodadas. La razón era sencilla: sólo las clases más pudientes sabían leer. Por ello, no llama especialmente la atención que sea entre la población con rentas mensuales superiores a los 3.000 euros donde esté más extendida la lectura de este tipo de contenido. Como tampoco que la acogida de la prensa sea mucho mejor en las regiones del norte, esto es, la llamada “España rica”.Del mismo modo, tradicionalmente el consumo de revistas se ha asociado a mujeres de mediana edad y según los datos más recientes la situación no parece haber cambiado demasiado. Concretamente, son las lectoras de entre 35 y 54 años las que más se inclinan por este tipo de publicaciones. A ellas se dirige la llamada prensa rosa, que sigue ganando importancia dentro del mercado editorial, rondando en algunos casos los dos millones de lectores.