El dólar estadounidense es la principal divisa de referencia en América Latina. De hecho, algunos gobiernos de la región deciden utilizar el dólar como moneda de curso legal y no imprimir una local. Sin embargo, aún en la mayoría de los países que sí cuentan con sus propias denominaciones monetarias, las variaciones en la cotización de la divisa estadounidense afectan directamente al poder de compra de los ciudadanos. Si el valor del dólar aumenta con respecto a las monedas locales, el poder adquisitivo de los consumidores latinoamericanos disminuye. Y esto es lo que ha sucedido en muchos países latinoamericanos desde el brote de COVID-19.
Según los datos de Yahoo Finanzas del 6 de agosto de 2020, el real brasileño y el peso mexicano fueron las primeras monedas latinoamericanas en sufrir los embates de la crisis económica derivada de la pandemia, registrando las peores caídas frente al dólar desde marzo. Si bien el peso mexicano perdió un 22% de su valor con respecto al dólar entre el 2 y el 24 marzo de 2020, el real brasileño es el que llegó a registrar la mayor depreciación, de casi un 25%, según los valores de cierre del 13 y 14 de mayo. Aunque las cotizaciones han demostrado cierta estabilización desde julio, a día de hoy el real continúa unos 17 puntos porcentuales por debajo de su cotización del 2 de marzo, mientras que el peso mexicano refleja una pérdida cercana al 12%.
El peso argentino, por su parte, ha seguido una clara trayectoria devaluatoria en este periodo, con una pérdida del 14,5% de su valor frente a la divisa estadounidense entre marzo y agosto. Por otro lado, Chile, que es la cuarta nación latinoamericana con más infecciones de coronavirus, ha logrado restablecer el valor de su moneda con respecto al dólar, en particular desde julio, registrando un alza de casi 5% entre el 2 de marzo y el 6 de agosto.