
La economía latinoamericana en crisis
Ante la extensión de la pandemia, los gobiernos latinoamericanos se vieron obligados a tomar medidas para desacelerar el contagio de la COVID-19 entre sus ciudadanos. Estas restricciones varían de país a país e incluyen desde el cierre temporal de fronteras hasta la paralización total de las actividades económicas y sociales no esenciales. Debido al confinamiento al que ha sido sometida una gran parte de las sociedades latinoamericanas, a excepción de Brasil, que optó por no implementar estrictas medidas de aislamiento, el impacto económico de la pandemia ha sido severo. Los pronósticos vaticinan una contracción de dos dígitos del producto interno bruto (PIB) en algunas de las mayores economías de la región.Las bolsas latinoamericanas también han sido golpeadas por el brote del coronavirus. Índices bursátiles tales como el Ibovespa en Brasil, el Merval en Argentina y el Colcap en Colombia se han visto severamente afectados, con una caída de más del 40% al cierre de la jornada del 18 de marzo de 2020, pocos días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara a la COVID-19 como una pandemia. Asimismo, las principales divisas latinoamericanas han sufrido una marcada depreciación ante el dólar estadounidense, especialmente desde finales de marzo.
El comportamiento del consumidor en tiempos de pandemia
La pandemia también modificó los hábitos de consumo en la región. Las ventas de algunos productos de consumo masivo, particularmente los de limpieza y cuidado personal, se han disparado. Por ejemplo, durante la segunda semana de marzo de 2020, la demanda de mascarillas en Brasil se incrementó más del 50%. En México, las ventas de gel antibacteriano y papel higiénico registraron aumentos de alrededor del 35%. Mientras tanto, también en marzo de 2020, la demanda de alcohol de grado farmacéutico en Argentina se triplicó.Las tendencias de consumo no fue el único rubro de la vida cotidiana que sucumbió a los cambios forzados por esta pandemia. En cuanto al ámbito laboral, muchos trabajadores latinoamericanos tuvieron que trasladar su oficina al hogar, una tendencia que hasta entonces había sido poco implementada en Latinoamérica. Y es que las empresas de la región no se encuentran del todo preparadas para esta transición, ya sea por falta de infraestructura digital o por el desafío que implica restringir el contacto personal con los colaboradores y clientes. En Colombia, por ejemplo, las ciudades más pobladas son las que ostentan la mayor cantidad de personas que trabajan a distancia. Por otro lado, un estudio reciente revela que alrededor del 70% de los encuestados en Perú no tiene la posibilidad de trabajar o estudiar desde casa.