Según los meteorólogos, es probable que el huracán Beryl forme parte de una serie de fenómenos meteorológicos extremos en el Atlántico esta próxima temporada. Esta predicción se basa en parte en el hecho de que el Atlántico ha registrado temperaturas cálidas en la superficie del mar, así como en la expectativa de que el fenómeno climático conocido como La Niña ocurra este año.
La Niña y El Niño son dos partes de un fenómeno climático llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), que describe los cambios de temperatura entre el océano y la atmósfera en el centro-este del océano Pacífico ecuatorial. Estos episodios suelen tener lugar cada dos a siete años, dependiendo de las condiciones entre Australia y Sudamérica, y duran entre nueve y 12 meses, aunque no siempre se alternan y también es posible una fase neutra del ENOS. El Niño se produce con más frecuencia que La Niña.
El Niño tiene lugar cuando los vientos alisios se debilitan y las aguas superficiales del mar, inusualmente cálidas, son empujadas hacia el este, forzando la corriente en chorro del Pacífico más al sur de lo habitual. Según la NOAA, esto provoca un tiempo más húmedo que la media en el sureste de EE. UU. y la costa del Golfo de EE. UU., pero temperaturas más cálidas que la media en el norte de EE. UU. y Canadá. Mientras tanto, el sudeste asiático, Australia y África central suelen esperar condiciones más secas en esta época.
Los fenómenos de La Niña, por su parte, se caracterizan por vientos alisios más fuertes de lo habitual. Mientras que las aguas cálidas son empujadas hacia Asia, la costa occidental de América ve cómo las aguas frías suben a la superficie y la corriente en chorro se desvía hacia el norte. Esto significa que los patrones meteorológicos tienden a ser opuestos a los de El Niño, con sequías en el sur de EE. UU. pero más precipitaciones en Australia y el sudeste asiático. Los huracanes también son más probables en la cuenca atlántica.