Bolivia y Colombia son dos de los países latinoamericanos con el mayor porcentaje de trabajadores independientes sobre el total de la población empleada, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como muestra este gráfico de Statista, aproximadamente la mitad de las personas que tienen un empleo en esos países trabajan por cuenta propia. En México, la proporción asciende a menos de tres de cada diez trabajadores (27,5%), mientras que Chile registra uno de los menores porcentajes de la región, con sólo 25,9% de autónomos sobre el total de las personas empleadas. El promedio en América Latina y el Caribe se ubica en un 34% de independientes sobre la población que trabaja.
La forma más común de ejercer el trabajo por cuenta propia en América Latina es mediante un negocio unipersonal. Cerca de nueve de cada diez trabajadores autónomos en la región se dedican a desarrollar su propia empresa o emprendimiento sin tener empleados. Sólo una minoría de ellos tiene colaboradores en relación de dependencia. Estas cifras no tienen en cuenta a trabajadores familiares que contribuyen con el negocio y no están registrados como empleados directos.
Un porcentaje alto de trabajadores por cuenta propia suele estar asociado a mayores niveles de informalidad laboral, en especial en las regiones en desarrollo. Además, de acuerdo con la OIT, las legislaciones nacionales sobre seguridad social se centran en cubrir las necesidades de los trabajadores por cuenta ajena, lo que sitúa a los autónomos en una relación de desventaja en materia de jubilaciones y pensiones. Muchos trabajadores independientes quedan excluidos de recibir beneficios de seguridad social por no cumplir determinados criterios de admisibilidad, por ejemplo, los ingresos mínimos.