La producción de semiconductores, que se reparte principalmente entre Estados Unidos y Asia, es una cuestión geopolítica mundial. Estos componentes electrónicos, esenciales para los sectores de alta tecnología -robótica, tecnología digital, telecomunicaciones, etc.- representan recursos estratégicos clave. En respuesta a la escasez mundial que afecta actualmente al sector, Intel anunció recientemente un plan de inversión de 20.000 millones de dólares para crear dos fábricas en Arizona (Estados Unidos) y así aumentar su producción de semiconductores.
Según datos de Gartner, Intel es actualmente el líder mundial de este mercado, con una cuota de ventas del 15,6% en 2020. El principal competidor de la empresa estadounidense en este sector es Samsung, que representa alrededor del 12,5% de las ventas mundiales, mientras que otra empresa surcoreana, SK Hynix, ocupa el tercer lugar, pero con una cuota más modesta del 5,6%.
Si la fusión de las californianas Qualcomm y Broadcom hubiera salido adelante como estaba previsto en 2018, el grupo creado podría haber sido el mayor rival de Samsung e Intel en la actualidad, con una cuota de mercado de entre el 7% y el 8%. En aquel momento, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vetó el acuerdo, alegando razones de seguridad nacional. Entonces, Broadcom todavía tenía su sede en Singapur, pero desde entonces la empresa se ha trasladado a San José, en Silicon Valley. Como muestra nuestro gráfico, los otros pesos pesados asiáticos del sector están actualmente en Taiwán (MediaTek) y Japón (Kioxia).