En el ejercicio fiscal finalizado en septiembre de 2018, un total de casi 22 millones de clientes disfrutaron de los servicios ofrecidos por el grupo en todo el mundo. Con agencias en 16 países, hoteles en 17 Estados de tres continentes y tres aerolíneas, Thomas Cook Group obtuvo unos ingresos superiores a los 9.500 millones de libras esterlinas y dio empleo de media a más de 21.000 personas. Sin embargo, a pesar de todo, los resultados negativos de los últimos años acabaron pesando demasiado y la continuación de la actividad del grupo se convirtió en inasumible, algo que también afectaría al sector turístico español de forma importante.
Solo en 2018, más de 3,6 millones de pasajeros llegaron a España con alguna de las aerolíneas de Thomas Cook, incluyendo su filial con sede en Palma: Thomas Cook Airlines Balearics. La gran mayoría de esos pasajeros tenían como destino las Islas Baleares y Canarias, donde el grupo contaba además con alrededor de 50 hoteles propios. En el momento de la quiebra del grupo, quedaron en el aire cientos de miles de plazas aéreas previstas hasta diciembre con destino España, lo cual podría explicar en parte el descenso en la llegada de turistas a los dos archipiélagos. Y en lo que respecta al Reino Unido, principal mercado emisor de turistas para España, también quedaron en el limbo más de 1,2 millones de asientos previstos hasta agosto de 2020. En todo caso, habría que esperar para conocer el impacto real de la bancarrota de Thomas Cook y la posterior reordenación del sector tanto dentro como fuera de España.
