La crisis económica de 2008 y el constante avance de Internet evidenciaron lo que ya era un secreto a voces: el papel tiene los días contados. Pero ha sido la pandemia de COVID-19 la que parece haber herido de muerte a un sector que lleva más de una década experimentando una tendencia decreciente sin retorno en lo que respecta al consumo. De hecho, la
registró un nuevo mínimo histórico en 2021, que se mantuvo en 2022 y 2023.
Las principales cabeceras nacionales son claro reflejo de esa perdida de lectores. Ni siquiera
El País,
periódico generalista de pago de mayor difusión media, ha quedado exento de esta realidad. En tan solo un año, vio como sus
ventas se reducían en casi un 9%. Algo que no sorprende si se considera el cambio de hábitos del consumo informativo, intensificado a raíz de la pandemia, debido al auge de las nuevas tecnologías y de Internet, incluso entre los sectores de la población que hasta ahora seguían informándose únicamente mediante las ediciones impresas.
El perfil del consumidor de prensa en España
Durante mucho tiempo, los diarios y sus suplementos han sido reservados de forma exclusiva a las clases acomodadas. La razón era sencilla: sólo las clases más pudientes sabían leer. Por ello, no llama especialmente la atención que sea entre la
población con rentas mensuales superiores a los 3.000 euros donde esté más extendida la lectura de este tipo de contenido. Como tampoco que la
acogida de la prensa sea mucho mejor en las regiones del norte, esto es, la llamada “España rica”.
Del mismo modo, tradicionalmente el consumo de revistas se ha asociado a mujeres de mediana edad y según los datos más recientes la situación no parece haber cambiado demasiado. Concretamente, son las
lectoras de entre 35 y 54 años las que más se inclinan por este tipo de publicaciones. A ellas se dirige la llamada
prensa rosa, que sigue ganando importancia dentro del mercado editorial, rondando en algunos casos los dos millones de lectores.
Las grandes empresas del sector
Prisa, Vocento y Unidad Editorial son los tres grandes nombres dentro de la prensa española. Prisa es la empresa detrás del principal diario de información general del país, mientras que Unidad Editorial porta el honor de poseer el periódico más leído dentro del territorio nacional. Pero ni siquiera eso les hizo inmunes de los efectos de la COVID-19. Eso sí,
Prisa sin duda es el que más notó unas repercusiones que a día de hoy sigue arrastrando. En 2020, tuvo la menor facturación de los últimos ocho años y 2021, no solo no fue mucho mejor, sino que significó el retorno a la zona roja, en la que se mantuvo en 2022 y 2023. Esto no hizo sino complicar la delicada posición económica de la empresa, que se encuentra en quiebra técnica desde 2014. Algo similar ocurrió con
Unidad Editorial. El grupo, que forma parte del gigante italiano RCS MediaGroup, ya había visto como sus ingresos decrecían un año antes del inicio de un caos sanitario que solo aceleró el ritmo de la caída. Así, en doce meses, generó alrededor de 91,5 millones menos que durante 2019. En 2021, no obstante, retomó un lento aumento que, al menos por ahora, no parece haberse frenado. Por su parte,
Vocento cerró 2020 con unas pérdidas de casi 20 millones de euros. La casa de la cabecera
ABC, al igual que en el caso de la empresa detrás de
El Mundo, vio una considerable mejora de su situación tan solo un año después. De hecho, finalizó 2021 con el mayor beneficio de la última década. Si bien su posición no fue tan boyante durante los siguientes dos ejercicios, logró acabar ambos con unas ganancias que en el caso de 2023 ascendieron a unos 8,8 millones de euros.
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