¿Colapso del espacio Schengen?
La actual crisis de refugiados ha traído consigo la instalación de controles fronterizos temporales por parte de algunos de los 26 países que firmaron el Acuerdo Schengen. Austria, Alemania, Dinamarca y Suecia son algunos de estos países que han considerado el cierre de sus fronteras tras la afluencia masiva de migrantes y refugiados.
Pero estos controles no solo retienen el movimiento de refugiados de norte a sur, sino que también interrumpen la libre circulación de personas y el intercambio de productos y servicios entre países Schengen, sin olvidarnos de las consecuencias que dichos controles pueden llegar a generar en el sector turístico y en los desplazamientos diarios transfronterizos. Sin embargo, viendo que la llegada de refugiados a países europeos no cesará a corto plazo, el restablecimiento de controles fronterizos es la única medida que los líderes europeos barajan para garantizar cierta seguridad.
La puesta en marcha de controles de fronteras podría significar el final del Acuerdo Schengen, lo que sería un gran quebradero de cabeza para la UE, ya que la comunidad se basa en la integración política y económica de sus países miembros.
La gráfica que se encuentra a continuación describe el posible impacto que podría tener el cierre de fronteras, según la empresa de medios de comunicación multinacional Berteslmann, y los costes derivados de esta medida en el peor de los casos.
Por otro lado, los países Schengen no serían los únicos que sufrirían tales consecuencias. Reino Unido registraría resultados incluso más negativos que Alemania, como indican los autores del estudio, y las economías de dos de los países más influyentes en el mundo, EE.UU. y China, se verían también arrastradas.
Pero estos controles no solo retienen el movimiento de refugiados de norte a sur, sino que también interrumpen la libre circulación de personas y el intercambio de productos y servicios entre países Schengen, sin olvidarnos de las consecuencias que dichos controles pueden llegar a generar en el sector turístico y en los desplazamientos diarios transfronterizos. Sin embargo, viendo que la llegada de refugiados a países europeos no cesará a corto plazo, el restablecimiento de controles fronterizos es la única medida que los líderes europeos barajan para garantizar cierta seguridad.
La puesta en marcha de controles de fronteras podría significar el final del Acuerdo Schengen, lo que sería un gran quebradero de cabeza para la UE, ya que la comunidad se basa en la integración política y económica de sus países miembros.
La gráfica que se encuentra a continuación describe el posible impacto que podría tener el cierre de fronteras, según la empresa de medios de comunicación multinacional Berteslmann, y los costes derivados de esta medida en el peor de los casos.
Por otro lado, los países Schengen no serían los únicos que sufrirían tales consecuencias. Reino Unido registraría resultados incluso más negativos que Alemania, como indican los autores del estudio, y las economías de dos de los países más influyentes en el mundo, EE.UU. y China, se verían también arrastradas.