En España, varias protestas de agricultores han comenzado ayer y hubo carreteras cortadas por tractores en todo el país. Siguiendo los pasos de Alemania, Francia y Bélgica, entre otros países, exigen una Política Agraria Común (PAC) más flexible y ayudas por la sequía, junto con otros reclamos.
El mayor receptor de subvenciones agrícolas de la Unión Europea (UE) es Francia. Según los indicadores del presupuesto de la UE, Francia recibió casi 9.500 millones de euros en subvenciones europeas en 2022, distribuidos entre más de 400.000 beneficiarios del sector agrícola francés. Como muestra nuestro gráfico, sólo otros tres países recibieron más de 5.000 millones de euros en subvenciones agrícolas de la UE en el mismo año: España, Alemania e Italia. Juntos, estos cuatro países reciben casi la mitad de los fondos y representan aproximadamente la mitad de la superficie y el valor de la producción agrícola de la UE.
Otro dato llamativo: para estas cuatro potencias agrícolas europeas, las subvenciones agrarias representan aproximadamente la mitad de todas las ayudas financieras recibidas de la UE. Francia encabeza la lista con un 56%, seguida de España (48%), Alemania (45%) e Italia (39%). Otros países de la UE, como Polonia, que también recibió casi 5.000 millones de euros en subvenciones agrícolas en 2022, reciben ayudas sobre todo en otros sectores económicos.
La agricultura es un sector muy subvencionado en Europa. En total, se han presupuestado casi 243.000 millones de euros para subvenciones en la UE en 2022, de los cuales alrededor de 57.000 millones corresponden exclusivamente a subvenciones agrícolas. Estas subvenciones, conocidas como Política Agraria Común (PAC), se introdujeron originalmente en 1962 como garantía para los agricultores europeos frente a las fluctuaciones de precios y los años de malas cosechas.
De los 1.200.000 millones de euros del presupuesto de la UE para los años 2021 a 2027, 387.000 millones se destinan a la PAC, la mayor parte a ayudas directas a los agricultores que demuestren "buenas prácticas agrícolas y medioambientales", a los jóvenes agricultores y a medidas de apoyo al mercado agrícola diseñadas para responder a las perturbaciones de los precios.
Pero dado que las ayudas de la PAC consisten esencialmente en pagos directos vinculados a la superficie agraria, las pequeñas explotaciones (algunas de las más vulnerables y, sin embargo, esenciales para la evolución estructural de la agricultura) siguen quedando en gran medida fuera de la red. Una de las principales críticas que se hacen a la PAC es que gran parte de los fondos se siguen distribuyendo entre grandes empresas agrarias que no son necesariamente las que más los necesitan.