Como resultado, la agricultura dejó de ser la principal actividad económica del país. De hecho, con apenas el 3,15% en 2020, es el sector económico con menor peso en el Producto Interior Bruto (PIB) español. A pesar de ello, la larga tradición agraria sigue siendo notable en la sociedad rural española y en algunas actividades económicas como el comercio exterior.
La producción agrícola
En 2020, el valor de la producción agrícola en España no solo se mantuvo por encima de los 50.000 millones de euros, gracias a productos estrella como el aceite de oliva o el vino, sino que experimentó un notable incremento en relación al año anterior. No en vano, las vides produjeron más de 46,5 millones de toneladas de uva para vino y mosto durante dicho año, convirtiéndose así en el principal cultivo español. Los cereales, a una distancia superior a los 20 millones de toneladas, se situaron en segunda posición en términos de producción. Esta notable diferencia, unida a un consumo anual de cereales relativamente elevado en el país, sea problablemente el motivo por el que haya pasado a ser el producto agrícola más importado por España.Ahora bien, es sabido que la mayoría de la producción agrícola española no tiene el comercio interior como su destino final. Es más, el enorme volumen de producción exportado anualmente ha logrado mantener un saldo positivo de la balanza comercial agraria, alcanzando un superávit de alrededor de 21.200 millones de euros en 2020. En cuanto al producto más demandado por los mercados extranjeros, sin duda, las verduras y frutas son las más exportadas, especialmente a países como Alemania y Francia, que se han afianzado como los mayores clientes comerciales del sector hortofrutícola español.