En los últimos decenios se ha producido un aumento global de las remesas, pasando de 126.000 millones de dólares estadounidenses en 2000 a 702.000 millones de dólares estadounidenses en 2020, según datos del Banco Mundial recogidos por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Aunque en 2020 las remesas internacionales disminuyeron debido a la COVID-19, la caída fue muy inferior a lo proyectado inicialmente, esto es, del 2,4% respecto al total mundial de 2019. La OIM destaca que los datos del Banco Mundial "no captan los flujos no registrados que tienen lugar por cauces formales e informales, por lo que es probable que la magnitud real de las remesas mundiales sea superior a las estimaciones disponibles".
Los países con altos ingresos son casi sin excepción los principales lugares de procedencia de estos envíos de dinero que los migrantes hacen directamente a sus familias o comunidades en los países de origen. Por decenios, Estados Unidos ha sido el principal país de origen de remesas. En 2020, tuvo una salida total de 68.000 millones de dólares estadounidenses. Le siguen Emiratos Árabes Unidos (43.240 millones de dólares estadounidenses) y Arabia Saudí (34.600 millones de dólares estadounidenses), dos potencias petroleras que emplean a una elevada cantidad de inmigrantes del sudeste asiático.
Los envíos de dinero internacionales son especialmente importantes para los países de bajos y medianos ingresos. Los tres países que recibieron más remesas en términos absolutos en 2020 fueron, por este orden, India, China y México, países que cuentan con grandes diásporas, con entradas superiores a 83.000 millones de dólares estadounidenses, 59.000 millones de dólares estadounidenses y 42.000 millones de dólares estadounidenses, respectivamente.