Bajo el lema нет войне ("No a la guerra") miles de personas se han estado manifestando desde el pasado 24 de febrero en decenas de ciudades rusas contra la invasión de Ucrania. Y ello a pesar de que las leyes limitan y castigan cada vez con mayor dureza los intentos de mostrar descontento en el país. La última reforma penal recoge penas de hasta 15 años de cárcel por protestas contra la actuación de las fuerzas militares.
Según la organización independiente rusa de derechos humanos OVD-Info, al menos 14.971 personas han sido detenidas entre el 24 de febrero y el 13 de marzo. Los arrestos y protestas se concentran en la densamente poblada zona occidental de Rusia y disminuyen considerablemente hacia el este. Pero la gente también sale a la calle en ciudades alejadas de la capital del país, como Novosibirsk, en Siberia, o Vladivostok, en la costa oriental.
El Ministerio del Interior de Rusia avisó a los ciudadanos rusos el 24 de febrero, el mismo día en que su presidente, Vladimir Putin, inició la invasión del país vecino, que las autoridades tomarían “todas las medidas necesarias” para mantener la ley y el orden en las protestas. También advirtió que la policía detendría a todos los participantes en acciones no autorizadas si llevaban a cabo acciones "provocativas o agresivas" contra los agentes.