Emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial 1995-2023

Durante los últimos 20 años, las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) no han dejado de crecer. A principios de siglo, estas eran de aproximadamente 23.500 millones de toneladas métricas, pero en 2019 ya habían alcanzado un récord de 37.000 millones. Ahora bien, en 2020 hubo una reducción de unos 2.000 millones de toneladas métricas a consecuencia del parón de la actividad industrial durante meses por la pandemia de COVID-19. La única otra ocasión durante este período en que las emisiones se redujeron fue en 2009, debido a la recesión económica mundial. Lo atípico de esta disminución queda demostrado no solo con el constante incremento que se retomó en 2021, sino también con las previsiones para 2023, que apuntan a un ligero aumento de las emisiones con respecto a 2022 y de alrededor de 2.500 millones de toneladas si se comparan con las de 2020.

El cambio climático: la principal consecuencia

Las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero son los responsables del deterioro de la capa de ozono -encargada de absorber la radiación ultravioleta- y del calentamiento global, ya que impiden el escape del calor fuera de la atmósfera. Desde la década de 1980, ha existido una constante subida de las temperaturas terrestre y oceánica. Sólo en 2023, ambas superficies eran 1,18 grados centígrados más cálidas que el promedio del siglo XX. Y es que, el 3 y 4 de julio de dicho año la Tierra alcanzó las temperaturas medias más elevadas desde que hay datos. Este calentamiento progresivo ha supuesto una aceleración del deshielo del hielo ártico, poniendo así en riego a las especies animales y vegetales propias de dicho ecosistema y elevando el nivel del mar.

La acción global contra el cambio climático

Ante esta situación cabe preguntarse qué medidas se están tomando para tratar de frenar el cambio climático. La realidad es que, si bien todavía queda mucho trabajo por hacer, existe cada vez mayor concienciación medioambiental de la población. Esto ha llevado al auge reciente de las energías renovables, con una inversión mundial que en 2022 superó el umbral de los 490.000 millones de dólares, la popularización de la ropa de segunda mano, sobre todo entre los más jóvenes, o las diferentes políticas gubernamentales para potenciar el uso del transporte público son claros ejemplos de ello.