de Europa. Este hecho, unido a un desplome de la natalidad en las últimas décadas como consecuencia de la preocupante situación económica y el retraso de la edad para ser madre se refleja en su pirámide de población, que se caracteriza desde hace ya más de una década por su forma de campana invertida. En otras palabras: su población tiende paulatinamente al envejecimiento. Así las cosas, en el año 2024 el número de
, siendo Castilla y León, Asturias, Galicia, las comunidades autónomas más envejecidas.
¿Pensiones para vivir o para sobrevivir?
Este panorama trae de la mano un constantee incremento en la
inversión destinada a unas pensiones de jubilación cuya cuantía no siempre alcanza para
vivir de forma desahogada. En 2024, el importe promedio de estas ascendía a algo más de 1.400 euros. Si bien no parece poco a priori, no debe ignorarse que existen grandes
diferencias dependiendo del régimen y el lugar de residencia. Así, por ejemplo, mientras que los pensionistas pertenecientes al régimen general perciben mensualmente 1.235 euros o más, la cifra desciende hasta menos de 800 euros en el caso de los trabajadores autónomos. De igual forma, los
jubilados de Asturias, País Vasco y Madrid reciben de media pensiones más elevadas que, por ejemplo, aquellos residentes en Extremadura.
De la cuantía percibida, más de un 40% se destina al
pago de los costes básicos de la vivienda y un 18%, a alimentación. Cabe destacar también el importe dedicado al consumo de bienes y servicios vinculados a la salud, que si bien es inferior al de los gastos básicos, no dejan de jugar un papel importante. Las visitas a médicos especialistas, la adquisición de medicamentos o la correcta adaptabilidad de las viviendas son solo algunos ejemplos de esta estos gastos que consumen los consumen los recursos monetarios de los más mayores.
Fuerte impacto en los recursos sociales
Como se puede imaginar, un mayor volumen de población de edad avanzada tiene como resultado un incremento en la futura
tasa de dependencia. Así, por ejemplo, el porcentaje población dependiente previsto en España para 2030 se sitúa en torno al 35% y de continuar la tendencia actual, podría rondar el 54% tan solo 20 años más tarde. Con ello, se incrementa también la presión económica ejercida sobre las arcas del Estado, puesto que
si la esperanza de vida aumenta han de hacerlo también los recursos estatales asignados a este segmento de la sociedad. En este sentido, cabe destacar que ya en 2024 los niveles más altos de
solicitudes de grado de dependencia y de concesiones de ayudas se registran entre los mayores de 79 años. Si se tiene en cuenta que la esperanza de vida al nacer se situaba ya en 2022 en torno a los 83 años, puede entenderse el impacto económico de este fenómeno durante las décadas venideras.
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