Esta fuerte cultura festivalera se traduce también en la multitudinaria asistencia registrada en los principales enclaves, que recogen anualmente a más de 100.000 personas. Destacan, especialmente, el Arenal Sound y el Medusa Sunbeach. Las dos citas levantinas atraen siempre a un mínimo de 300.000 amantes de la música en vivo y del ambiente que se respira en este tipo de encuentros. Pese a ello, la Comunidad Valenciana se encuentra todavía lejos de la tierra de los festivales por excelencia: Cataluña.
El perfil de la audiencia de estas citas con la música en vivo sigue siendo el de un joven de 18 a 24 años. En cuanto al medio de transporte o el alojamiento preferido, son mayoría los que optan por desplazarse al recinto en coche, ya sea propio o compartido, y hospedarse en un hotel. Si se habla de frecuencia, no obstante, son los mayores de 45 los más asiduos a ir a al menos cinco festivales en un mismo año. Eso sí, en lo que respecta al gasto monetario de los asistentes, muy pocos destinan un presupuesto de más de 500 euros a transporte, alojamiento y otros gastos derivados de estos eventos musicales.
Ahora bien, como en otros ámbitos de la cultura, sigue existiendo una brecha de género importante. Y es que, pese a que algunos festivales hayan logrado reducir la diferencia en la última edición, los artistas masculinos aún predominan en los carteles de las principales citas. En el festival bilbaíno BBK, por ejemplo, los grupos integrados en su totalidad por mujeres supusieron menos del 3% de la oferta musical en 2019.