Las rotondas, pensadas para regular el tráfico y aumentar la seguridad vial, son un elemento habitual en nuestras carreteras. A pesar de que hay quienes aún tienen dudas de cómo circular por ellas y en consecuencia a menudo se convierten en un elemento conflictivo de circulación, son muchos los países que usan estas infraestructuras habitualmente para enlazar varías vías que confluyen en un mismo punto, sobre todo en entornos urbanos.
El fenómeno de las rotondas está muy extendido en países como Francia y España. El país galo cuenta en sus carreteras con 967 rotondas por cada millón de habitantes, según un estudio acerca de estas construcciones viales. En España el número es algo menor (591) pero aún y así considerable. En la capital del país, Madrid, hay una rotonda por cada 30 intersecciones. En otras ciudades españolas como Alicante, Valencia o Sevilla las proporciones son similares. En otros países europeos, como por ejemplo Suiza (341) o Países Bajos (321), el número de rotondas por cada millón de habitantes es casi la mitad del español.