El pasado 7 de abril, la cubierta de uno de los motores de un Boeing 737-800 perteneciente a Southwest Airlines se desprendió durante el despegue, provocando el regreso inmediato de la aeronave al aeropuerto de Denver, en los Estados Unidos. Este incidente se suma a la larga lista de peripecias que la empresa aeronáutica estadounidense ha sufrido en los últimos meses. En enero de este año, un Boeing 737 Max de Alaska Airlines tuvo que aterrizar de emergencia al perder una de sus puertas en pleno vuelo. Por fortuna no hubo heridos, pero muchas personas ya se preguntan si es seguro viajar en un Boeing.
El mismo modelo 737 Max fue el que colapsó en marzo de 2019 después de seis minutos de haber despegado del Aeropuerto Internacional de Adís Abeba Bole en Etiopía, matando a 157 personas. Desde ese año, la empresa no ha parado de reportar pérdidas anuales, como lo muestra nuestro gráfico, tocando fondo en 2020 con una pérdida neta de casi 12.000 millones de dólares estadounidenses causada en gran parte por la pandemia de COVID-19.
Los accidentes y escándalos no han ayudado en nada a Boeing, que en 2023 registró una pérdida 2.242 millones de dólares. A pesar de la turbulencia, los ingresos de Boeing han aumentado desde 2020, y sus entregas de aviones nuevos se han mantenido constantes, lo cual no es de sorprenderse considerando que el mercado se encuentra controlado por el duopolio de Boeing y Airbus.