Esta semana ha trascendido una de las medidas que el Ministerio de Trabajo de España ha incluido en su última propuesta a los agentes sociales sobre la reforma laboral: ningún empleo de carácter estacional o vinculado a campañas se podrá cubrir con un contrato temporal, mientras que la contratación temporal solo podrá durar como máximo un año. El objetivo del Gobierno es evitar el abuso de la temporalidad.
En este sentido, tal y como mostramos en una infografía anterior, en 2020 España fue el país de la UE con mayor proporción de empleados temporales. Lo que uno se puede preguntar es si esta alta temporalidad del trabajo es un hecho puntual o, en cambio, es una característica estructural de la economía nacional. Según datos de Eurostat, actualizados en junio de este año, por lo menos desde el año 2003, la tasa de empleos no fijos ha sido superior al 22% en España, alcanzando la cifra récord del 32,9% en 2006, por lo que este no sería un fenómeno aislado.