Hoy se celebra el Día Mundial del Retrete, efeméride de las Naciones Unidas que busca recordar la necesidad de que todas las personas tengan acceso a instalaciones sanitarias higiénicas que eviten la propagación de agentes patógenos.
En un alto número de países la falta de instalaciones sanitarias obliga a sus ciudadanos a hacer sus necesidades al aire libre, lo que contribuye a la propagación de enfermedades, algunas de ellas potencialmente letales. De hecho, la Organización Mundial de la Salud calcula que en 2022 la cantidad de personas que tenían que practicar lo que se conoce como "defecación al aire libre" (el nivel más grave de carencia de servicios de saneamiento) superaba los 419 millones. Esta cifra era, no obstante, casi el triple en el año 2000, con 1.300 millones de habitantes que representaban el 21% de la población del planeta.
El 19% de la población mundial no tenía en 2022 acceso al menos a un saneamiento básico, definido como un retrete privado conectado a una tubería de alcantarillado, a una fosa séptica o de compostaje o a un pozo, según datos del Banco Mundial. Además, el 43% de la población del mundo no utilizaba un saneamiento gestionado de forma segura, lo que significa que sus aguas residuales no se trataban adecuadamente, lo que supone un grave riesgo para su salud, ya que permite que los agentes patógenos vuelvan a entrar en los suministros de agua.