Ahora bien, Harry Potter no tardaría en traspasar el ámbito editorial para llegar a la gran pantalla. En 2001, se estrenó mundialmente la primera película, con un reparto protagonista íntegramente británico. Se cumplía así la condición puesta por la autora para la venta de los derechos cinematográficos a Warner Bros. dos años antes. A esta, le siguieron otros siete largometrajes, cuyos costes de producción superaron, en conjunto, los 1.100 millones de dólares estadounidenses. Eso sí, llama la atención que sea uno de los films más baratos en términos de realización, "Harry Potter y las reliquias de la muerte 2", el que haya registrado la mayor recaudación en taquilla. Un dato que vuelve a evidenciar que un gran presupuesto no va unido al éxito en taquilla.
La buena acogida de los libros y las películas tuvo, sin duda, una repercusión positiva en las cuentas de Bloomsbury Publishing, editorial a cargo de la publicación de las novelas en Reino Unido, y de Time Warner, grupo dueño de la distribuidora detrás de todos los largometrajes. Pero, además, trajo consigo la aparición de otro de los productos estrella de la franquicia: los artículos de merchandising. De hecho, los juguetes se han convertido en el segundo mayores generadores de ingresos de la saga, quedándose a tan solo 400 millones de dólares de las ventas registradas por los libros.
En definitiva, Harry Potter se ha convertido en una de las mayores franquicias de la historia. Por ello, no sorprende que la situación económica de su autora cambiara tan drásticamente en apenas cinco años, pasando a ser un nombre fijo en la lista de los escritores mejor pagados del mundo. Ni tampoco, que haya servido para catapultar la carrera de los actores que formaron parte del proyecto cinematográfico. Especialmente, en el caso de sus protagonistas. En concreto, Daniel Radcliffe, responsable de dar vida al mítico Harry Potter, ha logrado hacerse desde entonces con un patrimonio neto que ya supera los 100 millones de dólares, convirtiéndose en el actor más rico de la saga.
