¿Anticorreísta o correista? La fractura política manifestada durante todos los comicios ecuatorianos del último quinquenio sacó pecho nuevamente en 2025, polarizando a la población como nunca antes. Las elecciones llegaron en un momento de gran descontento social, tras un 2024 marcado por una ola de delincuencia ligada al repunte del
— y una palpable desaceleración económica. Ni siquiera la aplastante victoria de Daniel Noboa (ADN) sobre Luisa González (RC) en el
amainó las aguas, hasta el punto de que la izquierda se negó a reconocer la derrota y exigió un reconteo de los votos, ante la gran diferencia respecto a los
realizados. Sin embargo, tan solo 48 horas después, cualquier sospecha de fraude electoral fue descartada por las misiones de observación electoral de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ambas avalaron los resultados y constataron transparencia del proceso.
Crónica de un balotaje anunciado
Aún antes de la celebración de la primera ronda, fijada para el 9 de febrero, muchos vaticinaban ya un
balotaje como el acontecido entre Noboa y González en 2023. Y, efectivamente, así fue. El hasta entonces presidente se impuso por una
victoria ajustadísima, inferior al medio punto porcentual. No en vano, entre los dos acaparaban más del 50% de la
intención de voto en las presidenciales y las encuestas otorgaban una ventaja ínfima a Noboa ─que asumió el cargo para completar el mandato del expresidente Guillermo Lasso tras su victoria en la segunda vuelta sobre González─. Por su parte, los restantes 14 postulantes de la oferta electoral (entre los que solo destaca Leonidas Iza con un 5,3% de los votos) concentraron en total menos del 12% en la primera ronda de los comicios.
Un escenario similar era el estimado para la
Asamblea Nacional y, de nuevo, los sondeos no defraudaron. Si bien la Acción Democrática Nacional de Noboa obtuvo una victoria más holgada sobre la Revolución Ciudadana (RC) de González que en el caso de las presidenciales,
quedó lejos de alcanzar la tan deseada mayoría absoluta, por lo que el futuro de este organismo para los próximos cuatro años está abocado a enfrentamientos continuos y políticas de pactos con otras organizaciones políticas minoritarias para poder aprobar cualquier ley o reforma.
¿Qué preocupa a los ecuatorianos?
En la pugna por conquistar el Carondelet, ambos candidatos han tratado de encontrar soluciones convincentes a los acuciantes
problemas que quitan el sueño al electorado, especialmente a las generaciones más jóvenes, que son las más críticas con el Gobierno de Noboa. A nivel general, el 42,4% de la población califica la
situación de la nación sudamericana como mala, un porcentaje que se eleva hasta el 65% si se tiene en cuenta a quienes la consideran como muy mala.
Según un reciente estudio elaborado por Ipsos, el
desempleo constituye el mayor quebradero de cabeza para un 67% de ella, no solo por su impacto directo sobre el empobrecimiento, sino también por su efecto azuzador sobre la espiral de violencia que azota al país de la mano de pandilleros y bandas criminales. Precisamente esta última figura emerge como el segundo aspecto más preocupante, mencionado por un 60% de los participantes. Uno de los ejemplos recientes con mayor repercusión fue el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio el 9 de agosto de 2023, pero es sólo la punta del iceberg. Ecuador cerró 2024 con un total de 6.964
homicidios (38,8 por cada 100.000 habitantes); la segunda peor cifra de su historia reciente. Bastante por detrás se sitúan la corrupción financiera y política ─muy grave para el 40%─ y la crisis energética ─que a pesar de haber castigado a los ciudadanos hasta con 14 horas de apagones se posiciona cuarta en la lista─.
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