Noticias falsas y desinformación en España - Datos estadísticos
La pérdida de confianza en los medios y su papel en el aumento de la desinformación
Y es que son pocos los que todavía creen en una plena independencia periodística dentro de las fronteras nacionales. De hecho, alrededor de la mitad de la ciudadanía opina que la mayoría de los medios antepone sus opiniones políticas o intereses comerciales a lo que es mejor para la sociedad en general. Esto, obviamente, ha desencadenado una creciente desconfianza, que alcanzó su peor dato en 2022, cuando por primera vez fueron más los escépticos que los que se fiaban de los artículos publicados. Entre las marcas que han contribuido a esta situación destaca Telecinco. El nombre insignia de Mediaset, que en 2022 perdió su liderazgo frente a Antena3 tras haberse mantenido durante años como la cadena más vista del país, es percibido con diferencia como el canal menos fiable del panorama español. Pese a ello, la casa por excelencia de los concursos de telerrealidad y la prensa rosa no ha sido la única afectada por esta pérdida de credibilidad. LaSexta, Eldiario.es o RTVE, por ejemplo, experimentaron una caída de casi 15 puntos en los dos últimos años, lo que deja constancia de que esta problemática va más allá de una determinada línea ideológica.Esta percepción cada vez más negativa de los medios ha tenido dos principales consecuencias. Por un lado, la carencia de imparcialidad percibida en la cobertura informativa ha llevado a más de una cuarta parte de la ciudadanía a evitar de forma activa las noticias, lo que, a su vez, ha provocado un aumento de los llamados “ninis” informativos –ni interesados ni confiados-, que ya suponían más del 35% de la población en 2022. Por otro, aquellos que siguen queriendo saber lo que ocurre a su alrededor –con independencia de la razón que los motive a ello- acaban buscando una segunda opinión online, donde ciertos sectores han aprovechado esta insatisfacción de la demanda informativa como una oportunidad de negocio, ofreciendo historias sensacionalistas y con titulares cebo que introducen contenidos falsos, sesgados o no contrastados como hechos. En ambos casos el resultado es el mismo: un incremento alarmante de la desinfomación. Así lo deja en evidencia el hecho de que el 40% de la sociedad española afirma estar expuesta a fake news a menudo o muy a menudo; un porcentaje que se aproxima al 80% si se incluye a los que aseguran cruzarse con alguna de vez en cuando. Teniendo esto en consideración, no sorprende que España se haya convertido en el país desarrollado con mayor consumo de información engañosa entre sus internautas de edad adulta del mundo.