La ofensiva relámpago de varios grupos rebeldes sirios que provocó la caída del régimen de Bashar al-Assad el domingo 8 de diciembre de 2024 ha desatado una ola de esperanza entre los sirios que han buscado refugio fuera de sus fronteras desde el inicio de la guerra civil en 2011. En Turquía, país que acoge actualmente a más de tres millones de refugiados sirios según cifras de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se han multiplicado las escenas de alegría tras el fin de cinco décadas de una sangrienta dictadura instaurada por Hafez al Asad y perpetuada por su hijo Bashar. En los últimos días, cientos de refugiados sirios han acudido en masa a los pasos fronterizos turcos de Cilvegozu y Oncupinar, así como al paso fronterizo de Masnaa, entre el Líbano y Siria.
Aunque la caída de la dictadura de Assad ha dado un poco de esperanza al pueblo sirio, las condiciones de vida de los refugiados en los países vecinos también explican esta oleada de retornos. Es el caso, en particular, de Líbano, que acoge a más de 770.000 sirios registrados en ACNUR, la gran mayoría de los cuales vive en condiciones extremadamente difíciles, vinculadas en particular a la crisis económica que golpea duramente al país desde 2019.
Pero este esperado regreso al país y la transición política en curso están plagados de escollos. Siria se encuentra ahora inmersa en una nueva dinámica de poder, con varias facciones que se reparten actualmente el control de varias partes del país, cada una de las cuales intenta sacar provecho de la situación. A ello se suma la incertidumbre sobre las políticas que seguirá el nuevo régimen encarnado por Abu Mohammed al-Yolani, fundador y líder del Frente al-Nosra, convertido en 2017 en la Organización para la Liberación del Levante (Hayat Tahri al-Cham, HTC), grupo perteneciente al movimiento yihadista salafista.
"Una transición pacífica es esencial para que los refugiados puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad", ha declarado Rula Amin, portavoz de la Oficina Regional de ACNUR para Oriente Medio. "El respeto de los derechos humanos y la seguridad de todas las personas, independientemente de su etnia o religión, son esenciales”.