Los orígenes del té se remontan a la antigua China, hace aproximadamente 5.000 años, pero su importancia a nivel cultural y económico perdura hasta hoy. Con un consumo anual de unos 85 litros por persona, el té es la bebida caliente e incluso la bebida sin alcohol más consumida en el mundo.
Según los datos del Statista Consumer Market Outlook, China es el país que más ingresos genera con la venta de té, seguido de Brasil, India y Japón. En 2020, las ventas globales se estimaron en más de 199.000 millones de dólares estadounidenses. De acuerdo con las previsiones de Statista, este mercado alcanzaría un valor de casi 319.000 millones de dólares para 2025, tras experimentar un crecimiento promedio del 8,2% por año desde 2021.
El té propiamente dicho se elabora con los componentes secos de la planta Camellia sinensis. Según el tipo de hoja, surgen las cuatro variedades básicas de té negro/rojo, verde, blanco y oolong (también conocido como té azul). En el lenguaje cotidiano también se denominan té las infusiones elaboradas a partir de otras plantas, por ejemplo, el té de hierbas (menta, rooibos, etc.) y el té de frutas. Estos últimos no fueron considerados en los datos de la infografía. Tampoco se incluyen las bebidas de té ya preparadas, por ejemplo, el té helado o té instantáneo.