Es indiscutible el valor que ha adquirido el cine desde su nacimiento en 1895 y tras su inclusión como el séptimo arte. Partiendo del cine mudo acompañado con música y con voz en off hasta llegar a las películas más innovadoras del mítico Hollywood, el mundo cinematográfico ha ido creciendo hasta toparse con uno de sus mayores enemigos, Internet. El gigante audiovisual anualmente
. Debido a ello, renovarse o morir son las dos realidades a las que las empresas cinematográficas se enfrentan más que nunca hoy en día. Es más, son muchas las que han desaparecido del mundo del celuloide, por lo que la idea de un nuevo concepto de fusión entre cine e Internet se lleva concibiendo desde hace ya algún tiempo, como es el caso de las plataformas online y la televisión a la carta. De hecho, Netflix fue el
El cine español en cifras
El cine español tampoco puede dar la espalda a dicha realidad. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España reconoció que el futuro del cine es incierto, especialmente tras la crisis del coronavirus que obligó al cese de la actividad durante meses. Precisamente por ello, el
presupuesto concedido para ayudas a la cinematografía española en 2020 se incrementó considerablemente con respecto a 2019, algo que se repitió en 2021 y 2022, situándose por encima de los 106 millones en ese último año. Eso sí, la gran mayoría de ellas siguen estando destinadas a la producción sobre proyecto de filmes con una duración superior a los 60 minutos, pese a que la
producción de cortometrajes en España es mucho mayor. En concreto, solo en 2022 se finalizaron alrededor de 470 producciones cinematográficas de este tipo, frente a los poco más de 320 largometrajes producidos en dicho año. Ahora bien, en ambos casos se ha distinguido un factor común: el dominio del drama. Y es que, junto a la comedia y el
thriller, este fue el
género predominante de las producciones de cine español rodadas en la temporada 2023.
La industria tras la pandemia: una perspectiva complicada
Si bien las previsiones previas a la COVID-19 apuntaban a una recuperación de los niveles de 2011 de la
facturación de la industria cinematográfica en España a cierre de 2020, la realidad fue muy diferente. Sumando los ingresos publicitarios y la recaudación en taquilla, el cine en España registró una cifra de negocio inferior a los 200 millones de euros, la cifra más baja de la última década. La mejora experimentada en 2021 no fue suficiente ni siquiera para rozar los datos que el sector tenía antes del estallido de la pandemia. Pero no fue el único récord del séptimo arte durante un año que se ha convertido ya en uno de los peores de la historia del sector. El cierre de las salas durante meses y la posterior limitación de aforo, unido a la cierta reticencia por parte de la población a acudir a los cines una vez se empezaron a suavizar las medidas, se vio reflejado en un
número de espectadores que hacía mucho que no se registraba dentro de las fronteras nacionales. En concreto, apenas 27 millones de españoles fueron a ver una película en la gran pantalla en 2020 y unos 42 millones en 2021, frente a los casi 105 millones del año anterior. Esta caída de audiencia afectó también a la
acogida del cine nacional, que atrajo a menos de siete millones de personas. 2022, no obstante, permitió empezar a ver la luz al final del túnel y el éxito en taquilla en 2023 de la comedia
Campeonex y, sobre todo, del film animado
Momias, que triunfó también más allá de los límites nacionales, evidenció que la recuperación no solo era posible, sino que era un hecho.
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