A menudo consideramos que la relación entre las grandes y las pequeñas empresas es de enfrentamiento. Esta dinámica se personifica en el llamado efecto Walmart, en el que la llegada de un gran minorista puede amenazar a los negocios locales al competir con ellos, provocando cierres. A medida que desaparecen las pequeñas empresas, el panorama económico se vuelve menos diverso, lo que a menudo se traduce en menos oportunidades de empleo y salarios más bajos. La llegada de grandes cadenas en tales escenarios puede socavar la vitalidad y la resistencia económica que suelen proporcionar las pequeñas empresas.
Aunque este efecto Walmart está bien documentado, un estudio del McKinsey Global Institute, “A Microscope on Small Businesses: Spotting Opportunities to Boost Productivity”, reconoce una importante simbiosis de productividad entre grandes y pequeñas empresas. Este vínculo es especialmente pronunciado en sectores como la fabricación o el alojamiento de viajes, donde hay poca diferencia de productividad en relación con el tamaño de la empresa. Esta sólida correlación significa que cuando las grandes empresas mejoran su productividad, las PYME tienden a seguir su ejemplo, y viceversa.