Según el último censo disponible, existen en España unas 250.000 empresas dedicadas a la restauración. De ellas, prácticamente dos terceras partes están gestionadas por personas físicas, es decir, autónomos o trabajadores por cuenta propia, con o sin asalariados. Y es que, a pesar de la expansión de la restauración organizada, el sector sigue estando dominado por pequeñas empresas con cinco o menos asalariados. Por comunidades autónomas, Andalucía y Cataluña destacan sobre el resto gracias a sus más de 44.000 y 39.000 empresas, respectivamente.
Por su parte, las diferentes cadenas nacionales e internacionales presentes en el país son responsables de la apertura de cientos de establecimientos cada año, especialmente en los segmentos de las cafeterías y de la comida rápida. A finales de 2019, sin ir más lejos, operaban en España más de 7.000 establecimientos franquiciados de 207 marcas diferentes. Estos locales, junto con los gestionados directamente por las empresas franquiciadoras, dieron empleo a 70.000 personas y lograron una facturación conjunta superior a los 5.000 millones de euros.
Con tal oferta, los españoles parecen tenerlo fácil a la hora de salir a comer, cenar o tomar algo. De hecho, el gasto per cápita en alimentos y bebidas fuera del hogar superó en 2019 los 1.000 euros. Los bares y las cafeterías se llevaron más del 40% de lo invertido en alimentación extradoméstica, mientras que los restaurantes de comida rápida recibieron la mayor parte de las visitas a servicios de restauración. No en vano alrededor del 30% de la población acude a este tipo de establecimientos. En cualquier caso, la mayoría de ocasiones de consumo fuera de casa tienen lugar en establecimientos y con familiares o amigos.