Inflación e índices de precios mundial - Datos estadísticos
Status quo y previsiones
2023 y 2024 han supuesto un periodo de normalización tras un bienio que pasará a la historia como uno de los más negros de las últimas cinco décadas, marcado por incrementos inflacionarios en muchos casos galopantes. Por su parte, 2025 será el año de la estabilización y el afianzamiento impregnados de un débil optimismo e, incluso, una cierta decepción.Y es que los recortes en las tasas de interés ordenados por el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos durante el último trimestre de 2024, sumado a la estabilización del precio del petróleo en una horquilla comprendida entre los 70 y los 80 dólares estadounidenses, aportan un toque optimista que debe celebrarse con cautela. En este sentido, no puede ignorarse que una de las razones manifestada por el BCE para la bajada de los tipos ha sido la contracción del crecimiento económico de la zona euro a raíz del estancamiento de los sectores manufacturero y de servicios. Tampoco que la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 supone una intensificación de los conflictos comerciales entre EE. UU. y China, principalmente, pero también entre el gigante norteamericano y Europa. Y mucho menos, que los elevados niveles de deuda pública global (más de 100 billones de dólares) dinamitan el sistema financiero a pequeña y gran escala. Todo ello con un ojo puesto en Oriente Medio, donde la guerra entre Israel y Gaza, junto a la ruso-ucraniana, hacen tambalear la estabilidad necesaria para que el descenso inflacionario pueda seguir su curso.
Geografía de la inflación
- África. Continuará siendo la región más afectada por la inflación —si bien con abismales diferencias entre sus países miembros— y Zimbabue seguirá encabezando el ranking continental con una tasa inflacionaria superior al 600%.- América Latina. Se prevé que el crecimiento se modere de cara a 2025 y que la inflación continúe su descenso, aunque de forma lenta y gradual. Por ello, las metas de los bancos centrales para esta área geográfica solo parecen alcanzables en 2026. Resulta admirable el esfuerzo correctivo de Venezuela, que ha pasado de ser el país con mayor inflación del mundo en 2022 (con valores cercanos al 700%) a registrar una tasa inferior al 60% en 2024. Ahora bien, los brotes verdes genereados por las políticas deflacionarias aplicadas por el gobierno de Maduro podrían secarse si no concluye el episodio de inestabilidad social reinante luego de los resultados de las elecciones presidenciales de julio de 2024. Justo lo contrario puede decirse de Argentina, que ha arrebatado a la patria de Simon Bolivar el desafortunado honor de ser la nación con mayor inflación de Latinoamérica: nada menos que un 229,82% en 2024 y valores previstos para 2025 cercanos al 63%.
- Asia. Con crecimientos que rondan el 4%, las grandes locomotoras como China, Arabia Saudí, Corea del Sur o Taiwán seguirán desempeñando un importante papel en la salud financiera de la región, ya que son más los países con un sistema financiero débil e hiperflacionado que aquellos que gozan de un óptimo equilibrio financiero. Especialmente China, con una tasa de inflación inferior al 1%, se ha convertido en la piedra angular del sistema, pero debe evitar incurrir reiteradamente en episodios deflacionarios muy agresivos, aparte de lidiar con el impacto en el sistema financiero de su flagrante crisis inmobiliaria.
- Europa. Tanto la tasa de inflación media como la interanual se mantendrán en una horquilla comprendida entre el 2% y el 3% hasta finales de 2025. Por países, Turquía ha sido motivo de preocupación para economistas y expertos desde del sector desde 2022 al registrar valores superiores al 70%. Actualmente, ronda el 61% y se prevé que se sitúe por debajo del 35% en 2025. Ante este escenario, no es ninguna sorpresa que se espere un crecimiento muy moderado del PIB en el Viejo Continente.
Oceanía. Los elevados costos del combustible y la vivienda ayudaron a que la inflación australiana alcanzara niveles superiores a los esperados. Así, la inflación media en 2021 se situó en torno al 2,5% mientras que la inflación interanual en diciembre de ese año era de un 3,5%. La situación no hizo sino empeorar en los años posteriores y no ha sido hasta 2024 cuando se ha empezado a recibir soplos de aire fresco. Lo cierto es que el FMI no prevé que la inflación descienda al 2% hasta bien avanzado 2025 y si esta se mantiene persistentemente alta, el Banco de Reserva tendrá que aumentar las tasas de interés.