Los eléctricos han llegado para quedarse
En Latinoamérica, la venta de vehículos eléctricos de batería (BEV) ha ido en constante y exponencial aumento en los últimos años. Colombia se posiciona como uno de los líderes en registros de este tipo de vehículos en la región, con casi 1.300 unidades en 2021. Una de las causas de estos resultados en el sector automotor colombiano son los incentivos existentes para la compra y propiedad de vehículos eléctricos. México, Chile y Costa Rica son otros claros ejemplos del incremento en la comercialización de autos eléctricos debido a la implementación de políticas públicas.En la gama de los híbridos, vehículos que combinan un motor de combustión interna y uno eléctrico, los países latinoamericanos cuya economía depende más del sector de los hidrocarburos son los que llevan la delantera. México y Brasil encabezan la lista en esta area con el mayor volumen de ventas de vehículos híbridos (HEV) en 2021. Por el contrario, las dos potencias de la región se han visto rezagadas en la incorporación de carros completamente eléctricos en su flota vehicular.
Entre las razones que obstaculizan la adopción de los vehículos eléctricos en el mercado latinoamericano se encuentran el precio elevado de los modelos, que son en su gran mayoría importados, la carencia de estímulos tributarios y, sobre todo, la falta de una infraestructura de carga adecuada.
La ola eléctrica en las ciudades
El uso de vehículos eléctricos en los sistemas de transporte público no es reciente en las grandes urbes latinoamericanas. Desde el siglo pasado, los habitantes de las metrópolis de la región cuentan con sistemas de trenes subterráneos o metros, trenes ligeros y trolebuses que funcionan con energía eléctrica. En años recientes, se ha optado por modernizar las flotas del transporte urbano rodado. En esta materia, Chile es uno de los países que más invierte en el segmento eléctrico del transporte público sobre ruedas al sumar más de 800 autobuses eléctricos en funcionamiento, seguido por Colombia y México, ambos con flotas de más de 400 unidades.Para complementar el transporte público convencional, los sistemas de micro movilidad compartida han comenzado a invadir las ciudades en Latinoamérica. Por ejemplo, en cifras anteriores a marzo de 2020 se contabilizaron más de 100.000 viajes por mes en monopatines eléctricos en la Ciudad de México. Sin embargo, a causa de la pandemia por COVID-19, el uso de estas alternativas de transporte compartido se ha derrumbado. Otro ejemplo de esta tendencia a la baja es Brasil, donde la cantidad de sistemas disponibles de monopatines eléctricos y bicicletas sin anclaje ha disminuido considerablemente.