La vacuna contra la COVID-19 de AstraZeneca está en el ojo del huracán desde hace días, a raíz de la suspensión de su suministro en varios países, especialmente de Europa, tras los casos de trombosis reportados en personas inmunizadas con este suero.
Estas suspensiones, aunque en su mayoría de carácter temporal y como medida de precaución, además de ser un nuevo traspiés para la campaña de inmunización contra el coronavirus, no hacen sino aumentar los problemas de indecisión sobre las vacunas que los ciudadanos ya tenían en diferentes grados. Aunque no se trata de un fenómeno nuevo, el hecho de disponer de diversas vacunas ha hecho que algunas se consideren más favorables que otras. Antes de que surgiera esta crisis con la vacuna de AstraZeneca, YouGov mostró en una encuesta llevada a cabo del 23 de febrero al 2 de marzo, que los europeos eran más propensos a elegir la vacuna de Moderna o Pfizer, frente al antídoto elaborado por la farmacéutica británica.
En España, casi seis de cada diez encuestados (59%) creía que la vacuna británica AstraZeneca era segura, aunque los antídotos de Moderna (67%) y Pfizer-BioNTech (72%) gozaban de mayor confianza. Otros países europeos como Francia y Alemania mostraban menor confianza en la vacuna británica: apenas un 33% y un 43% respectivamente creían en este antídoto como una solución segura contra el coronavirus. En el Reino Unido, por el contrario, la vacuna de AstraZeneca fue mejor valorada que los productos Moderna y Pfizer-BioNtech en términos de seguridad percibida, como ilustra esta infografía.