Mientras la mayor parte del mundo vuelve poco a poco a la “nueva normalidad” impuesta tras la pandemia de COVID-19, América Latina aún se encuentra sumida en el confinamiento. Si bien algunos países han comenzado a flexibilizar las medidas de encierro, éstas constituyen una de las políticas más efectivas con las que cuentan los gobiernos para frenar la todavía alarmante curva de contagios, que suma decenas de miles de nuevas infecciones diarias desde México hasta Argentina.
La sucesiva prolongación de estas medidas ha convertido a Latinoamérica en la región con el periodo de cuarentena por coronavirus más largo del mundo. No obstante, no todos los países han recurrido al mismo nivel de intensidad en las restricciones. Según el estudio de la Universidad de Oxford “COVID-19 Government Response Tracker (OxCGRT)”, cuyos resultados fueron publicados esta semana por el periódico El País, el gobierno brasileño ha sido uno de los más laxos al adoptar disposiciones de permanencia en el hogar. En una escala de 1 a 100, donde 100 implica una restricción total a la salida del domicilio, Brasil obtuvo 24 puntos, uno de los puntajes más bajos de la región. De hecho, en lo que respecta a reuniones públicas, a las restricciones impuestas a los ciudadanos brasileños se les asignó un nivel nulo de severidad, mientras que otros países como México, Colombia y Perú registraron más de 40 puntos.
El cierre de las escuelas es una de las áreas donde la mayoría de los países latinoamericanos han adoptado restricciones severas, superando los 75 puntos en todas las naciones incluidas en este gráfico de Statista. En cuanto a la prohibición de desplazamiento en el territorio nacional, Chile y Brasil son algunos de los que optaron por las restricciones más leves.