Internet de las cosas: ¿qué es eso?
Muchas son las definiciones que intentan describir este complejo grupo de tecnologías. Grosso modo, se trata de una red de objetos y dispositivos habilitados para Internet, capaces de recoger e intercambiar datos. Muchos de ellos están cada vez más presentes en el entorno, como por ejemplo los dispositivos para el hogar o los vehículos inteligentes, pudiendo llevarse algunos de ellos incluso puestos, como ocurre en el caso de los wearables. Si bien estos últimos son tremendamente conocidos y forman parte del día a día, la aportación a la facturación global de los relojes y las pulseras inteligentes, por ejemplo, no es tan importante como cabría esperarse.
Principales segmentos
Los hogares inteligentes o smart homes son otra de las principales piezas del complicado puzle del IoT y una de las muestras más representativas de cómo este tipo de tecnologías pueden integrarse en la vida cotidiana. Tanto es así, que el 71% de los usuarios de tecnologías para hogares inteligentes afirmaban que su utilización les resultaba fácil y un 57% la encontraba hasta divertida. Por ello no sorprende que el gasto de los consumidores en smart homes no haya cesado de crecer en los últimos años.
Otro ejemplo palpable de su integración es el de las ciudades inteligentes, también conocidas como smart cities, las cuales representan además el 28% del total del mercado mundial de IoT. En este sentido, Estados Unidos y Europa occidental son las dos regiones del mundo líderes en la inversión en ciudades en inteligentes, por delante incluso de China. De hecho, eran tres ciudades europeas las que se situaban en las tres primeras posiciones del Smart Cities Index en 2019, todas con más de 7,5 puntos sobre 10.
En cuanto al Internet de las cosas enfocado al área industrial, el escenario es similar al de las smart cities, siendo Norteamérica y Europa las regiones con mayor preponderancia. Con unos ingresos superiores a 80.000 millones de dólares en 2021 y presente en la mayoría de las industrias, no hay quien cuestione el inmenso potencial de este tipo de tencnologías. Así pues, ya sea en su version más compleja o simple, el Internet de las cosas ha llegado para quedarase.