Las fuertes lluvias registradas este fin de semana en la ciudad venezolana de Las Tejerías, al sur de Caracas, provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra que causaron decenas de muertos y al menos unos 50 desaparecidos. Además, al menos 28 personas fallecieron y miles fueron evacuadas después de que el huracán Julia causara inundaciones en varios países centroamericanos, incluidos Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
Ambas tragedias son, en gran medida, consecuencia del fenómeno conocido como “La Niña”. Tal y como muestra este mapa con datos del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia, las condiciones climáticas durante La Niña favorecen el aumento de las precipitaciones en el norte de Sudamérica, América Central y el Caribe, a la vez que ocasionan periodos secos en Chile, Argentina, Uruguay y el sur de Brasil.
Como dos caras de la misma moneda, El Niño y La Niña son parte del ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO). El Niño se produce por el calentamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial, mientras que La Niña corresponde a la fase de enfriamiento. Con El Niño, el extremo sur de Sudamérica experimenta un gran aumento de las precipitaciones, lo que supone un fuerte crecimiento de los niveles hídricos. Por el contrario, en el norte del subcontinente y gran parte de América Central y el Caribe, el déficit de lluvias propicia las sequías y el recrudecimiento de los incendios forestales.