Aunque la predisposición a conceder a Ucrania el ingreso en la OTAN se ha consolidado en el transcurso de la guerra de Rusia en el país de Europa del Este, otras dos naciones europeas podrían adelantarse en la adhesión. Tal y como informan distintos medios, Finlandia ha anunciado su intención de solicitar el ingreso en la OTAN “sin demora” y se espera que Suecia haga lo mismo a lo largo de esta semana. Según el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, estas solicitudes sufrirían un "retraso mínimo", aunque el proceso de ratificación en sí podría durar un par de meses.
La ampliación de la OTAN, la alianza militar europeo-norteamericana, hacia el este de Europa desempeña un papel fundamental en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Incluso antes del estallido de la guerra, el presidente ruso Vladimir Putin ha sacado a relucir en repetidas ocasiones el tema de la OTAN en relación con Ucrania. El país es actualmente una de las naciones con una aspiración declarada a unirse a la Alianza Atlántica, algo a lo que Rusia se opone vehementemente. Rusia sigue considerando a Ucrania una parte importante de su esfera de influencia. Al igual que Bielorrusia, Ucrania no solo tiene una importancia geopolítica para Rusia como Estado tapón frente a Occidente, sino que también se la considera una importante aliada cultural e histórica.
Si bien la solicitud de ingreso de Ucrania a la alianza se remonta a 2008 y es poco probable que la adhesión se produzca a corto plazo, la expansión del tratado hacia el este es interpretada como una afrenta por parte del gobierno ruso. En diciembre, en su conferencia de prensa anual de fin de año Vladimir Putin advirtió que cualquier movimiento de la OTAN hacia el este era “inaceptable”. Desde entonces ha repetido su petición de prohibir las expansiones de la alianza, pero sin éxito. La política de puertas abiertas declarada por la OTAN, incluida en su tratado fundacional, hace que aspirar a la adhesión sea una opción para cualquier Estado soberano europeo, a pesar de las posibles consecuencias geopolíticas. La organización, que comenzó en 1949 con 12 miembros fundadores, ha atraído desde entonces a nuevos países, especialmente en las dos últimas décadas, de Europa del Este y los Balcanes.