La victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales de Argentina marca la configuración de un nuevo panorama político latinoamericano. El candidato autodenominado liberal libertario, situado en el espectro de la ultraderecha, obtuvo el domingo el respaldo del 55,7% de los votantes, superando al actual ministro de Economía, Sergio Massa. Al ganar en 21 de las 24 provincias del país, Milei se erige como el presidente electo con mayor cantidad de votos conseguidos desde el restablecimiento de la democracia en 1983.
Otro país de la región que optó democráticamente por cambiar el signo político de su gobierno nacional en 2023 es Guatemala. En este caso, el cambio supuso la salida de una administración más alineada con la derecha y la entrada de un gobierno más progresista o de izquierdas. En contraste, a pesar de haber llevado a cabo elecciones en el mismo año, Cuba, Ecuador y Paraguay se mantuvieron en el mismo espectro ideológico.
A pesar del drástico cambio de rumbo en Argentina, la mayor parte de América Latina cuenta con gobiernos que se definen como de izquierda. También se evidencia una clara polarización en el espectro político, a excepción de aquellos gobernantes que se presentan como de centro o que evitan asociarse —al menos de manera abierta o clara— con la derecha o la izquierda, como es el caso de El Salvador, Panamá y República Dominicana. Además de estos tres países, México, Venezuela y Uruguay también celebrarán elecciones para designar a sus jefes de Estado en 2024.