Violencia de género y feminicidios en América Latina - Datos estadísticos
Los feminicidios, la mayor fuente de desigualdad
En 2022, se contabilizaron más de 4.000 feminicidios en la región. Aunque esta cifra representa una mejora con respecto a 2017, las estadísticas mostraron un preocupante deterioro a partir de la pandemia mundial de COVID-19. Cabe mencionar que el continente no es homogéneo en su interior, ya que existen marcadas diferencias entre el Caribe, Centroamérica y Sudamérica. Por ejemplo, entre 2017 y 2022, América del Sur registró una caída de los casos de feminicidio de un 10%, mientras que en el Caribe la tendencia fue exactamente la opuesta, detectándose un incremento del 8%.En cuanto a los países más afectados, Brasil y México tuvieron el mayor número absoluto de feminicidios. Sin embargo, Honduras contó con la mayor tasa de feminicidios, con nada menos que seis asesinatos por cada 100.000 mujeres. Por su parte, Trinidad y Tobago y Santa Lucía alcanzaron una tasa de 5,5 y 4,4 respectivamente.
Avances en la criminalización de la violencia de género
Los feminicidios no son el único tipo de violencia de género. De hecho, suelen estar precedidos de violencia sexual o psicológica, a menudo perpetrada por la pareja de la víctima. Ejemplos de ello son Bolivia —que alcanzó una de las mayores cifras de estos incidentes—, donde un 42% de mujeres declararó haber sido víctima de algún tipo de violencia por parte de su pareja y Perú (con un 38%). Este patrón explica por qué en toda la región cerca de un 50% de los feminicidios son cometidos por la pareja o expareja de las víctimas. Además, la mayoría de los casos son perpetrados por hombres de entre 21 y 40 años residentes en áreas urbanas.La respuesta a este tipo de violencia ha variado según el país, destacándose el establecimiento de líneas oficiales de emergencia para denunciar, la tipificación de los feminicidios como un tipo especial de homicidio cometido contra la mujer y la creación de instituciones enfocadas en contabilizar y educar sobre la violencia de género. Pero aunque estas medidas existen, los países aún afrontan grandes desafíos en la implementación de estas acciones debido especialmente a la falta de acciones concretas frente a las denuncias y a la amplia disparidad entre los conteos oficiales de víctimas y los de la sociedad civil, lo que no permite visibilizar la verdadera magnitud de la violencia de género.