Aceite vegetal: ¿cuánta superficie requiere su producción?

La producción de aceite vegetal es una actividad esencial para la economía mundial y la alimentación de millones de personas. Sin embargo, no todos los cultivos son igualmente eficientes en términos de uso de la tierra.

Al analizar datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) recopilados por Our World in Data, vemos que la superficie de terreno necesaria para producir una tonelada de este producto puede variar enormemente. El cultivo que más espacio demanda, de los seleccionados para el gráfico, es el sésamo, con 12,77 hectáreas necesarias para producir una sola tonelada de aceite.

Le sigue el algodón, que también se destaca por su elevado uso de superficie: 7,58 hectáreas son necesarias para obtener una tonelada de este tipo de aceite. Aunque el algodón es mayormente conocido por ser una fibra textil, también se extrae aceite de sus semillas, que se utiliza tanto en alimentación como en la producción industrial.

Por otro lado, aceites como el de oliva, un elemento básico de la dieta mediterránea, y el de coco, requieren menos tierra en comparación, con 4,11 y 3,08 hectáreas por tonelada, respectivamente. La soja, uno de los cultivos más grandes del mundo, necesita 2,12 hectáreas para producir una tonelada de aceite. Aunque es menos intensivo en el uso de tierra que los mencionados anteriormente, su cultivo masivo, especialmente en América del Sur, ha estado asociado con la deforestación de selvas tropicales.

El girasol y la colza, con 1,59 y 1,36 hectáreas por tonelada respectivamente, muestran mejores índices de eficiencia. La colza, en particular, se ha convertido en un cultivo clave en Europa, no sólo para la producción de aceite, sino también como fuente de biodiésel.

Sin embargo, el cultivo que más destaca por su eficiencia es, sin duda, el aceite de palma, con sólo 0,33 hectáreas necesarias para producir una tonelada de aceite. No obstante, esta eficiencia tiene un costo ambiental: la deforestación a gran escala y la pérdida de hábitats naturales críticos, incluidos bosques tropicales y turberas, han sido consecuencias directas del auge del aceite de palma. Por otra parte, el aceite de palma es rico en ácidos grasos saturados, por lo que es considerado como poco saludable desde el punto de vista nutricional.