Tras haber impuesto aranceles a sus socios comerciales Canadá, México y la Unión Europea —medida que fue posteriormente suspendida hasta el 9 de julio—, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó el pasado domingo nuevas amenazas dirigidas a los países del grupo BRICS, que incluye a China, Rusia e Irán. En sus declaraciones, Trump repitió advertencias similares a las realizadas por el grupo en enero, afirmando esta vez que impondría aranceles adicionales del 10% a cualquier país que respaldara lo que calificó como “políticas antiamericanas” promovidas por los BRICS. Sin embargo, no especificó qué tipo de políticas entrarían en esa categoría. En el pasado, el mandatario ya había expresado preocupación ante los intentos del grupo por promover monedas alternativas al dólar estadounidense.
La reciente expansión del bloque BRICS —que en 2024 incorporó a Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos— también ha sido vista con recelo desde la Casa Blanca, donde se interpreta como un desafío creciente al orden económico liderado por Occidente.
Según datos recientes de las Naciones Unidas, el comercio entre Estados Unidos y los países BRICS presenta un marcado desequilibrio. En 2023, EE. UU. exportó bienes por un valor cercano a los 300.000 millones de dólares a estos países, mientras que importó productos por casi 650.000 millones, lo que resultó en un déficit comercial de aproximadamente 350.000 millones de dólares. Las principales importaciones incluyeron maquinaria, productos electrónicos, artículos para el hogar y bienes manufacturados diversos, así como plásticos, acero, hierro y piedras preciosas.




















