En 2022, más del 20% de la población europea estuvo expuesta a niveles de ruido nocivos por encima de los umbrales establecidos por la Directiva sobre ruido ambiental (DRA), que fija el límite en 55 decibelios para el periodo día-tarde-noche. Esta contaminación acústica proviene principalmente del tráfico rodado, ferroviario y aéreo. Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, esta exposición afecta a millones de personas y representa una amenaza para la salud pública, ya que se ha vinculado con problemas cardiovasculares, estrés y trastornos del sueño.
De acuerdo con el informe, sólo en 2021, "la exposición prolongada al ruido del transporte en Europa se relacionó con unas 66.000 muertes prematuras, 50.000 nuevos casos de enfermedades cardiovasculares y 22.000 nuevos casos de diabetes tipo 2. En total, en Europa se perdieron más de 1,3 millones de años de vida sana debido a la contaminación acústica".
Luxemburgo encabeza la lista de los países más afectados, con un 68% de su población expuesta a niveles insalubres de ruido. Le siguen Chipre (52%), Francia (36%) y Austria (32%). En el otro extremo, Eslovaquia (8%), Portugal (9%), Estonia (9%) y Eslovenia (11%) se encontraban entre los países con menor porcentaje de población afectada.
Según el reporte, "el acceso a espacios tranquilos y verdes aporta beneficios para la salud, entre ellos la reducción del estrés y las molestias, sobre todo para las personas que viven en entornos ruidosos". Un análisis geoespacial de 233 ciudades revela que sólo el 34% de la población puede acceder a zonas verdes y tranquilas a menos de 400 metros a pie de su casa, "lo que constituye una medida común de accesibilidad aceptable".
Ante este panorama, ¿qué se puede hacer? Aunque la contaminación acústica "plantea importantes retos", existen soluciones eficaces para mitigar su impacto. Entre las principales soluciones comentadas en el informe figuran, entre otras, medidas reglamentarias y legislativas que reduzcan el ruido en su origen, estrategias a largo plazo que incorporen la planificación urbana y del transporte y restauración de la naturaleza e iniciativas sanitarias preventivas relacionadas con las enfermedades cardiovasculares y respiratorias y la salud mental.
Teniendo en cuenta que 2022 fue un año de pandemia, en el estudio se aclara que los niveles de contaminación acústica en la actualidad podrían ser mucho mayores.











